Salvador Bahía, Brasil – Parte I: Donde nació el calor

No hemos conocido, hasta ahora, lugar mas caluroso que Salvador Bahía en Enero. Probablemente para encontrar alguno debamos ir de vacaciones al sol. Llegamos a esta ciudad aproximadamente a las 7:00 AM de un viernes. Luego de dar interminables vueltas con el auto, y escuchar inentendibles indicaciones de alrededor de media docena de bahianos, logramos encontrar el hostel. -El Check in empieza a las 14, hasta esa hora no puedo darles la habitación. -Bueno, vamos a la playa, llevemos unos fernet! Y así fue cómo a las 9 de la mañana estábamos sentados en una piedra dentro del mar tomando una jarra de fernet, con aproximadamente 35° de temperatura. Dos cosas eran de esperar: Que al mediodía íbamos a tener que huir de la playa por el calor, y que no íbamos a llegar sobrios a hacer el check in. Sucedieron ambas. El sol no nos dejó volver a la playa ese día. Nos quedamos en el hostel, que tenía un balcón enorme con vista al mar. Se empezaba a sentir el cansancio, era viernes por la tarde y no dormíamos desde el jueves por la mañana. Algunos aprovecharon para tirarse en la sombra y dormir una breve siesta. Otros nos quedamos hablando y escuchando un poco de música. Sabíamos que dormir en ese momento era sinónimo de despertarse al otro día, y teníamos varios planes para lo que quedaba de nuestro primer día. Además el calor era insoportable y nuestra habitación no tenía aire acondicionado. El sol comenzó a bajar y nos preparamos para hacer algo que en Argentina no podemos hacer: Ir a la cancha todos juntos. Todos nosotros somos enfermos por el fútbol, pero al ser de diferentes equipos es imposible. Ese viernes el Bahía se enfrentaba al Shakhtar Donetsk de Ucrania. Nos subimos al auto y en 10 minutos estábamos haciendo la fila para conseguir las entradas. Al ser un partido amistoso no fue difícil. El estadio fue refaccionado para la Copa del Mundo 2014. Los futboleros podrán ver en las fotos y deleitarse con lo que es ese estadio. Luego de haber presenciado el partido en el cual el Bahía se impuso por 3 tantos contra 2 al equipo ucraniano, volvimos al hostel. Se cumplía la hora 35 sin dormir y debatimos si salir o no. Obviamente ganó el sí. Fuimos a una fiesta extraña, en la cual dos brasileñas cantaban una especia de rap con un rasta que hacía la base en las bandejas. Luego de estar un tiempo dentro del boliche, descubrimos que éramos los únicos no brasileños del lugar. Poco a poco el sueño nos fue ganando, y volvimos con las últimas fuerzas al hostel, cuando se cumplían las 40 horas de no sueño. Y así fue como concluyó nuestro primer día en Salvador, aunque para nosotros fue como una semana.