El Barco de la locura – Parte II

ilha grande

Me desperté desorientado, no mareado ni nada por el estilo, dormir en un velero me resultó por demás placentero. Pero realmente me había olvidado que estaba en Brasil rodeado de agua en una bahía con mas de 300 islas. Me tiré al agua. No se podía creer, terrible día tal cómo la noche anterior había pronosticado.

Me quedé colgado, en un estado de trance mirando para el lado de la isla. Una de esas veces en la vida, en que no tenés ninguna preocupación en la cabeza. Mejor dicho, no tenés nada en la cabeza.
Al rato empecé a ver que todos los gedes aparecían en la cubierta y se zambullían en el agua. El Thoa Thoa se había despertado!

El objetivo era llegar a Vila do Abraao, el lugar más turístico de Ilha Grande, en donde haríamos base el resto de la semana. Pero antes había que aprovechar para conocer los lugares que quedaban en el recorrido.
En la previa yo había elegido 3, Las botinas, Praia do dentista y Sitio Forte.

Enderezamos la nave y partimos para el primer objetivo: Las Botinas. Estas son dos islas exactamente iguales que deben su nombre al hecho que vistas desde el aire parecen dos botas. Nosotros las vimos de costado, pero igual tenían forma de todo menos de botas.
Son islas muy pequeñas pero alrededor de las mismas se forman bancos de arena, donde uno hace pie y puede ranchar y ver todo tipo de peces.

Era la primera vez que iba a ¨anclar¨, no solo en Angra, sino en toda mi vida, ya que como dije en la nota anterior mi experiencia náutica se limitaba a las salidas del curso de timonel. Los domingos a la mañana, en el Río de la Plata con el Loco Reinaldo (NE: No hacemos alusión a Reinaldo Carlos Merlo) que se llevaba una petaca de whisky y cuando se le calentaba el pico no paraba de hablar. Hablaba de todo menos de vela.

Como era de esperar cometí el primer error, dejarlo demasiado lejos de las islas,  ya que tenía que evitar que el barco encaye o que le pegue a alguna piedra, me habían sugerido dejar 7 m de margen. Me lo tomé muy enserio, debo haber dejado el barco a más de 100 metros de las islas pero la ecosonda marcaba 7.00 clavado

botinas
Me tiré al agua con la idea de llegar nadando hasta las islas. No llegaba más, tuve que parar dos veces a recuperarme. Pensé que no llegaba, me di vuelta a mirar hacia el barco, dos se habían aventurado como yo a nadar, podía imaginar lo que estaban padeciendo. Más atras el resto, en el barco de apoyo remando, Que envidia.
Llegamos muy temprano, ya que nos quedaba muy cerca de donde habíamos pasado la noche anterior y todavía no había ninguna otra embarcación en el lugar, entonces decidí dejar el barco del lado oceánico de la isla. Grave error!
Más tarde cuando llegaron los contingentes de turistas en las famosas ¨escunas¨ con sus guías me di cuenta que le pifié de lado. Segundo Error.
Esto hizo que estemos en un lugar lleno de piedras y corales, con los cuales nos rompimos los pies padeciendolo todo el resto de la semana. Los corales te destrozan. pica y arde Muchísimo.

Al rato cuando llegaron todas las excursiones, aprendimos y fuimos donde estaban todos. En aquel lugar sí había bancos de arena, sombra, peces, etc. Hay veces que es mejor seguir a la manada (Solo a veces).
Jugamos al truco y escuchamos unas cumbias. Todos coincidimos en que no solo fuimos los primeros en jugar al truco y escuchar cumbia en estas islas, sino que además aún somos los únicos que lo hicieron.

Antes del mediodía partimos a nuestro segundo objetivo del dia: La Playa del Dentista. Lamentablemente al dentista no pudimos conocerlo, pero como la mayoría de las islas de esta bahía tienen dueño, esta resultó ser de uno de los dentistas más famosos de Río de Janeiro, que parece que bastante bien le fue y pudo comprarse una islita.
La cuestión es que en esta playa que da hacia Isla Grande, se filmaron muchisimas peliculas famosas y eso hizo que se haga por demás de popular, siendo entonces frecuentada por todo el mundo y perdiendo el rotulo de ¨privada¨.  La copo la vagancia
La unica forma de llegar es con algo que flote, entonces no nos sorprendio encontrarnos con cientos de lanchas, barcos, veleros, yates a metros de la arena. Lo que si llamo la atencion fue ver un yate gigante de una bebida energizante con musica al palo y promotoras yendo de un barco al otro en una lancha regalando algun que otro ejemplar y promocionando la bebida. NO VAMOS A NOMBRAR LA MARCA YA QUE NO CUMPLIÓ CON EL ARREGLO PUBLICITARIO AL QUE HABIAMOS LLEGADO.

Praia del dentista

Demasiado cheto, demasiado.

Nadamos hasta la playa (esta vez hubo que nadar menos, iba agarrándole la mano al Thoa Thoa) y como era de esperar no había absolutamente nada, solo gente.
Gente con heladeritas, con parrillas, con escabio, música, con todo lo que se les pueda ocurrir. Pero ningun vendedor de absolutamente nada.
Volvimos al barco, cocinamos, comimos y disfrutamos lo que quedaba del dia. De todas formas, todo ésto no logró modificar en lo más mínimo mi odio hacia los dentistas (Nota del Editor: Odio que comparte también el editor), me parece que entre una sesión de tortura y un turno con el dentista hay una dudosa y delgada linea que las separa. Definitivamente tendrían que haberle puesto otro nombre.
Llegó la hora de arrancar para nuestro tercer lugar en la hoja de ruta: Sitio Forte.
La idea era primero conocer este lugar y luego ir para Abrao. Pero se nos hizo tarde, las distancias arriba de un barco cambian demasiado. Los tiempos en general cambian, mucho más si estás de vacaciones. Más aun si estás con amigos riendo y escuchando música. Es una cosa de locos lo que cambian los tiempos cuando te vas de viaje con una manga de delincuentes, como la nuestra. Ya era casi de noche

Teniamos que tomar una desicion, arriesgarnos a ir a Abrao y llegar de noche (Algo que estaba terminantemente prohibido por el dueño del barco), con el riesgo de pegarle a alguna piedra O hacer noche en Sitio Forte.
Democraticamente se decidió no arriegar y dormir en Sitio Forte (una de las pocas veces en los viajes en que triunfó la precaución) cosa que no me arrepiento para nada, ya que ésta bahía era bastante cerrada, con una agua verde y tranquila, y los morros repletos de árboles que la rodeaban completaban un paisaje hermoso, digno de recordar.
Teniamos la recomendacion de amarrar en un restaurante ¨bar do lele¨ que no te cobraban el amarre a la boya y ademas podiamos cargar el tanque de agua (lo cual fue una odisea que quedará para otra ocasión y la cual tuvo como heroe al señor Estevez).

Llegó la noche, llegaron las estrellas, ruidos raros de animales que salían del morro (nunca supimos que bicho era) y tambien llego la hora de comer.
Los burgueses se bajaron del barco y comieron pescado en el Bar de Lelé, el cual recomiendan con énfasis.
Los proletarios cocinamos y terminamos comiendo en la proa, tomando unas Skol y escuchando Los Redondos. Como corresponde.

Había pasado un día y medio, pero parecía una década.

Al otro día arrancamos para Abrao (al cual llegamos finalmente), ya era una especie de tierra prometida a esta altura. Sin embargo,  antes volvimos a virar para otros rumbos y terminamos en una de las playas mas famosas de todo brasil.
Praia Lopes Mendes, la cual dejaremos para la proxima entrada…

 

CONSEJOS PARA EL VIAJERO FRECUENTE:

Si tenés pensado alquilar un velero en Angra no dudes en hacerlo con Ricardo http://www.angravela.com.ar/ Además si lo pensas hacer, mandanos mensaje así te podemos aconsejar: ExperientiaCuartera@gmail.com

Si vas a ir a Angra Dos Reis, no dejes de ir a estos lugares. Los clásicos circuitos armados que venden tanto en Abrao como en los condominios de Angra son muy buenos, pero son los lugares que a ellos le son mas comodo. Cómo alguna de las lagunas (Verde y Azul), Japariz, etc.
Insistan en conocer estos lugares que no son tan tradicionales, a los cuales no va todo el mundo pero que realmente valen la pena.
Sitio Forte, Gipoia, Praia do Dentista, Botinas, Cataguatas son algunas de las islas o lugares que no son tan tradicionales pero que recomendamos.

Si estas en Río, no alcanza con un dia como te quieren hacer creer en los tours que venden. Terminas sin conocer absolutamente nada, tomate unos días, cruzate a la isla y te puedo asegurar que no te vas a arrepentir.

 

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